Letras, llantos y sonrisas, en búsqueda constante de vías de escape, de las siete de mi mente y del mundo hostil de nuestros días.
Aflojar las cuerdas, gritarle a nuestros monstruos
hacerlos pequeños a base de continuo movimiento.
Destruir para construir.
Despertar del letargo. de las eternas dudas,
salir de las sombras para descubrir
que hay todo un mundo detrás
de cifras, estadísticas y porcentajes.
Un lugar que no es tan hostil como parece,
porque hay personas que huelen a esperanza.
No quiero correr detrás de nadie,
ni siquiera de mi.
Aprender a vivir la calma, a cuidar mis plantas
a regar mi alma atormentada con dulzura y no agua salada.
Todo pasa,
yo sólo espero haber aprendido de ello.
Estoy cansada de ponerme excusas que me impiden avanzar, pasar página, mover ficha. Aunque hay partidas que es mejor para todos que se queden en tablas, porque sabes que no podrás ganarlas nunca.
A pesar de ello si sigues pensando que eres una perdedora nata, así será.
Que haya guerras que no puedas vencer no quiere decir que no haya batallas en las que puedas salir victoriosa.
Repítetelo como un mantra hasta que seas capaz de creértelo, integrarlo y llevarlo a cabo.
Está más que hablado, necesitas bajar a la tierra. Llevar cosas a cabo, y no quedarte en el mero deseo o desertar antes de terminar.
Es difícil dada tu tendencia al pánico y a la pereza, pero nadie dijo que el camino fuese sencillo.
Esto es algo de lo que me tengo que hacer responsable, asumir que la gran parte de las situaciones personales se dan por elección. Aunque nos sintamos obligados, en realidad nadie nos obliga.
Es algo humano.
Mentalízate de que no eres nada fuera de lo común por sentirte así.
También de que no es una mala emoción, porque todas son necesarias. La división entre bueno y malo en ese aspecto está obsoleta.Como debieran estar otras polarizaciones, pero eso ya es otro cantar.