Tres veces ciega es más que suficiente

Se ha enfriado el té en mi taza de rayas,
y medio vacía ya, comienza a desordenar mi vida.

Es espacio entre dos líneas paralelas que han dejado de cruzarse, los polos opuestos que no dejan de arrastrarse...

Las libretas en blanco y los libros escritos... Los besos no dados y las ganas de tocarse.

El romper de las cadenas en lugar de suelos que no dejan de ensuciarse.

La tranquilidad de los saludos.

El humo de tres cigarros que no consiguen apagarse. 

Mis ojos, inquietos, que hoy no consiguen cerrarse...